No sería descabellado pensar en su muerte, hace mucho tiempo que la deseo, sé que a veces planeo como hacerlo.
Su mirada tan triste revuelve mi estómago y me hace odiarla sin remedio. Su estúpida voz y sus estúpidas palabras inconexas, aburridas y mal pronunciadas, su piel blanca, como nieve sucia manchada por el trabajo y su vida miserable me desquicia.
No merece tanta oportunidad, tanta caridad, las señoras que acuden a su ayuda, la critican sin parar a la hora del café con sus gordos maridos.
Su promiscua vida es el cotilleo de esas cabezas peinadas podridas de dinero, cubren su mierda con la mierda de vida de esa miserable.
Pero las burguesas son difíciles de matar, sin embargo ella……………… (continuará)